¿Qué contaminación llega del río al mar?
El impacto ambiental de los ríos en los océanos es tremendo. Según el proyecto de investigación “River imputs to ocean system”, realizado en los ochenta y uno de los primeros monográficos que daba cuenta de esta problemática, los ríos se consideran “la principal ruta” de introducción de contaminantes producidos por la actividad humana como por causas naturales.
Actualmente, la tónica sigue siendo la misma, en particular cuando se trata de analizar sus daños en las zonas costeras, razón por la que se pone el acento en la importancia de controlar las cuencas hidrográficas para reducir su impacto. En otras palabras, la gestión de los ecosistemas marinos no empieza y acaba en el mar, lógicamente. Además de un sinfín de aspectos que son ajenos a los ríos, también requiere llevar a cabo una gestión integral, que incluya los recursos de agua dulce. En definitiva, se trata de gestionar de forma sostenible los ríos para que no acaben degradándose a nivel ambiental y, con ello, hagan lo propio con los mares.
Al fin y al cabo, son ecosistemas que están en contacto. ¿Pero, de qué tipo de daños hablamos? La definición adoptada por las Naciones Unidas nos da pistas claras cuando afirma que entiende por contaminación del medio marino:
La introducción por el hombre, directa o indirectamente, de sustancias o de energía en el medio marino incluidos los estuarios, que produzca o pueda producir efectos nocivos tales como daños a los recursos vivos y a la vida marina, peligros para la salud humana, obstaculización de las actividades marítimas, incluidas la pesca y otros usos legítimos del mar, deterioro de la calidad del agua del mar para su utilización y menoscabo de los lugares de esparcimiento.
Es la definición que se incluye en la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, concretamente en su artículo 1.4. y en ella podemos ver cómo los “estuarios”, concepto con el que se alude a la desembocadura de un río amplio y profundo donde, a consecuencia de las mareas, se intercambia agua salada y dulce.
El concepto de contaminación marina, obviamente, también incluye todo aquello que las desembocaduras de ríos de cualquier tamaño puedan verter en ellos de forma perjudicial. O, por ejemplo, como vimos en un reciente post, también los cañones submarinos pueden actuar de transmisores de polución de las áreas litorales al mar.
Otras posibilidades son las filtraciones subterráneas y un sinfín de fuentes terrestres de contaminación procedente de las franjas costeras. De hecho, las posibles causas de polución son muchas y muy variadas, pero dentro de ellas los estuarios, desembocaduras de ríos menos importantes, canales y otros cursos de agua contribuyen de un modo importante a la contaminación del mar.
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